'¡Vergüenza! El escándalo de las residencias', mi opinión sobre el libro de Manuel Rico

Recién terminado el libro ¡Vergüenza! El escándalo de las residencias, de Manuel Rico, me genera las siguientes reflexiones que quiero compartir con vosotros:
 
1) Primero de todo, aconsejo su lectura, vivamente. Presenta datos, listas, información valiosa. Elaborada. Trabajada. 
 
2) Me ha gustado leerlo y he sentido que argumenta y da sus razones en multitud de temas:
  • Estoy de acuerdo en que hay gente que está en el negocio de los mayores, como estaría en el negocio de los venenos si fuera rentable.
  • Pone el ejemplo de las hamburgueserías reiteradamente: es verdad que el “negocio” de los mayores no es lo mismo que vender hamburguesas.
  • Menciona expresamente a Chefi Fernández  (si no va a los tribunales será para evitar el “efecto Streisand”) cuando ella afirma que es ético ganar dinero cuidando a los demás. Yo tiendo a estar de acuerdo, de hecho lo digo en mis ponencias. Es ético, es moralmente digno ganarse la vida (cuanto más y mejor, mejor), cuidando de los demás (cuanto más y mejor, mejor). 
3) El libro está escrito en un tono acusatorio “monederiano”, en el conocido estilo «perdona vidas», que venimos viendo en medios en los últimos años. Verdades incontrovertibles que en pluma de Rico pierden fuerza por el tono, insultante, moralmente indubitable, con la altivez del dueño de la verdad y de la moral: hace referencia constantemente a que no duda de la bondad, ni del profesionalismo de los empleados del sector. Pero, tras decirlo, lo hace. Sistemáticamente: duda de la ética, modos, maneras, procedimientos y, en mi humilde opinión, repite sin cesar que los profesionales son beatíficos y moralmente irreprochables, tras hundir absolutamente su quehacer en la pandemia.
 
4) Ignora absolutamente, lo menciona de soslayo, como para evitar la acusación de no hacerlo, que Pablo Iglesias Turrión era ministro de la cosa de los mayores: algo tendría que ver con la gestión de la pandemia. O por acción, por omisión o por ausencia de medidas post primera y segunda olas.
 
5) En mi opinión, es un libro cargado de sesgo de confirmación. El autor lo escribe para confirmar que todos son malos, como él ya sabía de antemano. Cuanto peor, mejor (para su libro).  Es más fácil vender desde la escandalera que desde la doble empatía con los mayores ( y familias afectadas), de un lado, y los profesionales (a los que dice acariciar, pero da palo detrás de palo) que hicieron lo que pudieron y supieron en los peores momentos.
 
6) Asquerosamente sesgado, prejuicioso y fiscalizador (¿ninguna entrevista a los protagonistas del capital que menciona y analiza a fondo?, ¿no merecían ser escuchados los partidarios  de la tesis de que se hizo muy bien?). Menciona a Cinta Pascual (en tono «perdona vidas»), a los protagonistas de las patronales y directivos del sector como si alguien le hubiera encargado (o él mismo vea el lucro en el libro en el que critica el lucro) hacer el juicio de Nuremberg de un sector entero al que tilda de asesino, inmoral, especulador e indolente.
 
7) Hay información repetitiva. Está mal editado, en mi opinión. Podría tener cien páginas menos con una mejor edición y una revisión de textos para no decir varias veces lo mismo.
 
Sesgado. Pero hasta un reloj parado dice la verdad dos veces diarias. Hay que leerlo si se está en Silver Economy. Mi felicitación al autor, que escribió un excelente libro, en lo que tiene de documentación elaborada, desde una visión preconcebida.